Sí os preguntáramos quién es el ganadero con mayor número de cabezas de ganado de Ávila, probablemente vuestro pensamiento no fuera dirigido a una granja de caracoles y no responderíais que ese ganadero es Francisco Javier Fernández Feliú.
Javier, como amistosamente le conocemos, es el vivo ejemplo de un perfecto emprendedor, como podremos comprobar al conocer su trayectoria:
Desde pequeño ya tenía interés por estos pequeños animales y comenzó a realizar ensayos con caracoles en cajas de zapatos.
De aquella época recuerda alguna anécdota como la de aquel día en el que las cajas de zapatos se cayeron y los caracoles se repartieron por toda la casa para disgusto de su madre.
Fiel a su pasión por la helicicultura, Javier decidió cursar Ingeniería Técnica Agrícola y posteriormente un Máster Executive en Gestión de Empresas Agroalimentarias, cuyo proyecto fin de master ya os podéis imaginar en qué consistía, una granja de caracoles de la variedad Hélix Aspersa Müller.
Pero su formación e investigación no acaba aquí. Javier ha visitado numerosas granjas tanto en España como en otros países europeos como Francia, Polonia o Lituania para conocer otras técnicas y procedimientos y seguir completando su profesionalización.
Actualmente forma parte de un programa de emprendimiento impulsado por la Fundación Ávila 1131, en el que obtiene un interesante asesoramiento técnico para la diversificación de su empresa.
Y aunque los inicios no fueron fáciles porque, como él mismo recuerda, ya que las entidades bancarias no estaban muy abiertas a propuestas innovadoras como la suya y porque, a pesar de contar con una ayuda económica europea a través de la línea de fomento de la incorporación de jóvenes a la agricultura, el dinero tardaba en llegar.
En el año 2012, por fin su sueño se materializa y Caracoles de Gredos se alza en la localidad de Arenas de San Pedro, en plena Sierra de Gredos, convirtiéndose en la primera granja de caracoles de la provincia de Ávila.
Durante un tiempo compatibilizó la cría de caracoles con un trabajo como bombero forestal, pero el buen funcionamiento de la granja pronto le obligó a aparcar su trabajo como bombero para poder dedicarse al 100% a su granja, a un proyecto en el que Javier se encarga personalmente de todo el ciclo completo del caracol - cría, engorde, purgamiento y venta -, e incluso la cría a demanda de alevines para otras granjas.
En estos seis años, Javier se ha convertido en todo un profesional de la helicicultura y ha logrado alcanzar en su granja una producción anual que ronda las seis toneladas de caracoles para consumo y los aproximadamente 70 kilos de alevines.
Una explotación que se encuentra en crecimiento y en la que próximamente espera alcanzar un importante salto exponencial en lo que a la producción se refiere, ya que proyecta construir un nuevo invernadero que añadirá una hectárea a los campos de engorde de 5.000 metros cuadrados de los que actualmente dispone.
Pero su espíritu emprendedor no termina aquí, en los próximos meses Javier planea estrenar nuevas instalaciones desde las que podrá elaborar productos de V gama, concretamente caracoles al natural y caracoles en guiso tradicional, embotados y listos para comer.
Unos productos que ya tiene en el mercado con la colaboración de otras empresas transformadoras y que ha podido comprobar que convencen al consumidor final.
Gracias a su esfuerzo y también a su valía comercial, hoy dispone de una amplia cartera de clientes que él mismo se ha ganado con visitas a hoteles, restaurantes, pescaderías, tiendas gourmet y con su participación en ferias sectoriales.
Fruto de esta participación en estas ferias profesionales, Javier ha logrado exportar sus caracoles hasta el continente asiático, donde ya disfrutan de los moluscos de Gredos.
Por si toda esta actividad resultará poca, consciente del interés que despierta el mundo de la helicicultura, Javier también imparte cursos formativos en los que explica técnicas y trucos sobre manejo, cría y comercialización dirigidos a nuevos helicicultores.
Su espíritu emprendedor, y su coraje al apostar por una explotación original e innovadora, en el marco de las nuevas comercializaciones de productos, a la vez del desarrollo de su actividad desde un enfoque sostenible de aprovechamiento del medio en el que se ubica, con el empleo de nuevas tecnologías, le valió en 2017 la nominación al Premio Nacional Joven Agricultor 2017, quedando entre los diez finalistas.
Tal vez sea porque la adrenalina que genera la aventura de emprender es contagiosa, recientemente se ha sumado a la empresa Caracoles de Gredos, Ana Fernández, porque como se suele decir “detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”.
Los que tenemos la suerte de conocer a Javier y poder ser espectadores de primera línea de su continua evolución, sabemos que su proyecto de helicicultura sólo acaba de comenzar y además estamos seguros de que, con su pasión, profesionalidad y ahínco, estas nuevas líneas de desarrollo se convertirán en un éxito absoluto.